Por: Rvda. Mayra Giovanetti
lunes, 24 de marzo de 2025
«Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gálatas 3:28 RVR1960).
¿Qué impacto tiene este versículo en el llamado pastoral cuando se trata de la mujer?
¿Cuáles son los ejemplos que tenemos? ¿Cuáles han sido nuestras experiencias?
¿Qué diferencia hace que el llamado pastoral sea a la mujer? Eso y más a
continuación...
Las Iglesias Bautistas de Puerto Rico (IBPR) han sido pioneras dentro del mundo
bautista en el reconocimiento al llamado pastoral a la mujer. De hecho, tan es así, queesta servidora creció rodeada de lindos ejemplos que fomentaron mi crecimiento y
decisión al momento de aceptar mi propio llamado pastoral. El versículo base me
impactó al invitarme a eliminar distinciones humanas a la hora de interpretar la Palabra
e ir más allá de los versículos ustilizados fuera de contexto para insistir en que la mujer
no puede ser pastora. Esos últimos no los trataremos pues abunda la información que
nos ayuda a entenderlos mejor y no hay peor ceguera que la de no querer ver.

Me enfocaré en mencionar algunos de los ejemplos que me animaron, y continuan
haciéndolo, a servir como pastora. Crecí conociendo a Yamina Apolinaris, Magda
Aguirre y Mercedes Ortiz. Yamina fue la primera ministro ejecutiva de nuestras IBPR.
Magda fue misionera internacional de carrera y pastora en varias congregaciones de
nuestra denominación. Tras su sermón, en nuestra asamblea anual del 1988 en
Castañer, respondí finalmente a mi propio llamado ministerial, pastoral y misionero.
Mercedes fue una pastora de corazón que siendo fiel a su llamado pastoral sirvió en
una congregación diferente que la que servía su amado esposo.
Esto nos trae a otro tema. La mujer no es pastora porque el esposo es pastor sino
porque ella tiene su propio llamado pastoral; como mencionamos de Mercedes Ortiz y
Julio González--en que ambos respondieron a sus respectivos llamados pastorales. Así
como porque la esposa sea pastora, el esposo no tiene que ser también pastor; como
pasa con Lizette Vázquez y su esposo Roy Majette--ella es pastora y él no. Así también
fue con Julia Batista y su esposo Juan Muñoz; ella pastora y él no. A la inversa
tenemos a Roberto Dieppa y Abby Pérez; él es pastor y ella no. Y ni se diga de que
alguien entra en la pastoral porque su papá o su mamá también es o fue parte de la
pastoral. Eso tampoco es asunto de herencia aunque ciertamente aprendemos de lo
bueno y lo no tan bueno de quienes nos precedieron.
Entonces, esto no es asunto de si eres hombre o mujer. Es asunto del llamado pastoral
y como tal un don espiritual donde el Espíritu Santo «reparte a cada quien sus dones
como él quiere», según nos afirma 1 ra Corintios 12:11. El don espiritual de pastorear
nos capacita para cuidar la grey, para enseñar la Palabra y para capacitar, preparar y
perfeccionar a los santos en la obra del ministerio (Efesios 4:11-12, Jeremías 3:15,
Hechos 20:28, Juan 10:11-18).
Internacionalmente hablando, en Chile encontramos que en el 2000 todavía no se
reconocía el llamado pastoral a la mujer. Antes de salir en el 2009, Margarita Campos
se convirtió en la primera pastora ordenada y reconocida por nuestra convención
bautista y tras ella hay más de una docena de pastoras reconocidas y muchas de ellas
ordenadas. En España sí había pastoras cuando llegamos en el 2010 pero en algunas
congregaciones se resistían a aceptar tal figura cuando estuvimos allí hasta el 2012.
Con el pasar del tiempo el reconocimiento a la pastoral en la mujer ha ido avanzando.
En Nicaragua no hubo tanta resistencia. En Colombia el reconocimiento del llamado
pastoral a la mujer es bastante amplio.
Hay mucho camino por recorrer en Iberoamérica y El Caribe y por ello Magda Aguirre
fundó COPABALA-Capítulo de Puerto Rico, el Concilio de Pastoras Bautistas de
Latinoamérica y que desde la reciente celebrada asamblea de las IBPR camina de la
mano del Concilio Ministerial de las IBPR en reconocimiento a la labor que realizan 80
pastoras en nuestra isla y allende los mares. Nos apoyamos mutuamente,
especialmente en ocasiones cuando encontramos tal resistencia e incomprensión.
Sin embargo, nos enfocamos en servir conforme a las particularidades de haber sido
creadas mujeres y deseando siempre servir con humildad, dirección del Señor y amor
por las ovejas que Él nos encomienda cerca y en ocasiones a la distancia para así
fortalecer el cuerpo de Cristo.
Que así nos siga ayudando el Señor al servirle con fidelidad y dejar un legado duradero
para quienes vienen detrás y que desde ya nos miran como nosotras miramos a
quienes nos precedieron.
La Reverenda Mayra Giovanetti es consultora regional para discipulado en
Iberoamérica y El Caribe a través de Ministerios Internacionales. Es ministro endosada,
comisionada y ordenada por las Iglesias Bautistas de Puerto Rico. Posee su maestría
en artes en estudios teológicos y énfasis en estudios bíblicos del Seminario Teológico
Bautista del Este de Pensilvania.
Comments