Hace poco más de un año, el cierre de nuestro país marcaba lo que sería el comienzo de una lucha férrea contra el Covid-19. Como denominación, decidimos ser proactivos en nuestro empeño de proteger la vida sobre cualquier otra consideración. Publicamos el “Protocolo y Guía Sugerida para la Reapertura de Facilidades y Templos" y orientamos al liderato pastoral y laical. De esta manera, muchas de nuestras congregaciones se prepararon para recibir de manera segura a miembros, invitados y amigos en nuestros templos. Hoy podemos decir EBENEZER, hasta aquí nos ayudó Jehová.
Reconocemos la gran labor que han realizado nuestra pastoral, cuerpos directivos y comités de trabajo, así como la colaboración de nuestros congregantes. La rigurosa ejecución de los protocolos de bioseguridad ha rendido fruto, demostrando ser efectivos para la celebración de actividades presenciales en un ambiente seguro.
Hoy nos enfrentamos a nuevos retos. La circulación de variantes más contagiosas del Covid-19, la sobre confianza del pueblo, entre otros factores, ha complicado nuestro panorama. Según el Task Force Ciudadano, nos encontramos en una taza de positividad de 8.24% y con una tendencia al deterioro. Todas las métricas, incluyendo hospitalizaciones y personas conectadas a ventiladores, van en aumento, además del aumento de contagios en la niñez y adolescencia de nuestro país. No es momento de bajar la guardia, no es momento de sobre confiarnos. Hoy más que nunca es necesario que continuemos con la implementación de nuestros protocolos para salvaguardar la vida, salud y seguridad de nuestra gente. Tenemos una responsabilidad individual y colectiva para frenar la propagación de este virus.
A nivel individual recomendamos que: Solo salga de su casa cuando sea necesario y guardando el distanciamiento físico de 6 pies o más Evite las aglomeraciones y reuniones con familiares u otras personas que no viven bajo su mismo techo. Continúe utilizando mascarillas (sin válvulas) siempre que se encuentre fuera de su hogar (si es posible, use doble mascarilla). Lave frecuentemente sus manos con agua y jabón. Cuando no sea posible, utilice desinfectante de manos que contenga 60% o más de alcohol.
A nuestras congregaciones y organizaciones afiliadas:
Es preferible la celebración de actividades al aire libre o en espacios abiertos.
Evaluar y fortalecer la ejecución del protocolo para la prevención de contagios
Utilizar el modelo de “Cuestionario de Salud para Covid-19” que se encuentra en nuestro protocolo y guía sugerida
Mantener un registro de asistentes y el asiento que ocupó.
Asegurar el distanciamiento físico de seis pies o más entre individuos o grupos familiares (incluyendo las personas que dirigen o participan desde el altar).
Requerir la desinfección de manos al entrar a las instalaciones
Continuar brindando opciones para participar a distancia mediante el uso de diversas plataformas (Facebook Live, Zoom, Youtube, Free Conference Call, etc.)
Utilizar mascarillas en todo momento, incluyendo las personas que dirigen o participan desde el altar (aun cuando estén cantando). Estas deben estar bien puestas sobre nariz y boca y ajustadas al rostro. Se prefiere el uso de mascarillas KN95 y quirúrgicas antes que las de tela.
Debemos estar conscientes que guardar el distanciamiento físico puede reducir la ocupación a un porciento menor que el permitido actualmente por el estado.
Mantener el distanciamiento físico durante el ofertorio y otros momentos participativos del culto. Es preferible y más seguro colectar las ofrendas a la entrada o salida y utilizar medios electrónicos para ofrendar.
Recordemos continuar siendo prudentes, tomando siempre en cuenta el bienestar y salud integral de nuestro prójimo.
Hoy el Espíritu nos recuerda las palabras del apóstol Pablo:
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39).
Enfrentamos un tiempo muy difícil. La pandemia se ha extendido más tiempo de lo que pensábamos, pero el Señor continua con nosotros. Nos abraza, nos sostiene y, al final, nos dará la victoria.
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